viernes, 30 de diciembre de 2011

Cristo sin corona de espinas

Imagen: Max Ernst - La virgen azotando al niño Jesús ante tres testigos


"Si yo fuera cristo,
convertiría esta agua en pisto"
(En el urinario de la cantina Tio Pepe, en Culiacán.)

Si yo fuese cristo,
renegaría de mí las veces que sean necesarias
y escaparía de mi padre,
porque lo amo, y desearía evitar
que se convierta en mi asesino.

Mi reino no estaría en otro mundo,
el reino no es mío,
ni de nadie,
el reino está enterrado en el desierto
y florece de repente en los cactus,

/ si yo hubiera sido cristo
también me hubiera escapado a los desiertos
y vencería a trescientos demonios
haciéndole carreras al sol en la arena
nomás para que los dioses no sigan fastidiando este planeta /

si yo hubiera sido cristo
me arremolinaría en mis llagas
como masoquista en orgasmo
y hasta el diablo se uniría a mi causa sonriendo
y bebiendo bacanora
por pura maldad a mi padre.


Video: Jaime López - No busco a Jesús.

miércoles, 28 de diciembre de 2011

Armando Velázquez Huerta - Los Zaramullos y el Motín del Maíz


Imagen: Mayáhuel, diosa azteca del maguey, del pulque y la embriaguez.


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Me topé con un libro con bastantes datos interesantísimos: "Historia de la Mariguana en México", de Armando Velázquez Huerta. Muy importante sobre todo por los tiempos funestos que estamos pasando actualmente en este país.
Les dejo este extracto que trata sobre el llamado Motín del Maíz, ocurrido en 1692.

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ARMANDO VELÁZQUEZ HUERTA - LOS ZARAMULLOS Y EL MOTÍN DEL MAÍZ
- de Historia de la Mariguana en México-
( 2011 )

"Siendo plebe tan extrema plebe, que sólo ella lo puede ser de la que se reputare la más infame, y lo es de todas las plebes, por componerse de indios, de negros criollos y bozales de diferentes naciones, de chinos, de mulatos, de moriscos, de mestizos, de zambaigos, de lobos y también de españoles que, en declarándose zaramullos (que es lo mismo que pícaros, chulos y arrebatacapas) y degenerando de sus obligaciones, son los peores entro esta ruin canalla" (Don Carlos de Sigüenza)

El 8 de Junio de 1692 tuvo lugar el llamado Motín del maíz, donde los léperos y el pulque iban a jugar un papel destacado. Fue la primera rebelión de la plebe. Los cronistas cuentan que ante la escasez de grano, las mujeres tortilleras, enojadas porque una de ellas fue golpeada, buscaron a los hombres en las pulquerias para que las apoyaran en su demanda de maíz. A la mujer herida la retiraron hacia el barrio de Tepito. Los clientes, borrachos, salieron a la calle e iniciaron el también conocido Motín del hambre. A los gritos de ¡Muera el virrey! y ¡Viva el pulque!, se produjeron incendios, robos y saqueos. El motín duró 24 horas. La revuelta terminó con el incendio del Palacio Villareal, el Palacio del Ayuntamiento, la horca y el mercado. Al amanecer del día siguiente apareció un letrero en los quemados muros de palacio: "Este corral se alquila para gallos de la tierra y gallinas de Castilla". Fue el primer movimiento contracultural en México, como lo apunta Agustín.

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Video: Los Chilaquiles Verdes - El Son y Tú (en Pulquería "La Paloma Azul")

domingo, 27 de noviembre de 2011

Boris Vian - Un corazón de oro

Les dejo un cuentito de este genial hombre, además un video de una de sus canciones... según yo traduje la letra. Cómo disfruto leerlo, es alucinante.

***


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BORIS VIAN - UN CORAZÓN DE ORO
- de su recopilación de cuentos "El Lobo-Hombre" -
( 1949 )
1
Aulne caminaba pegado a la pared y cada cuatro pasos miraba hacia atrás con gesto receloso. Acababa de robar el corazón de oro del padre Mimile. Por supuesto, se había visto forzado a destripar un poco al pobre hombre, y, en particular, a hundirle el tórax a golpes de podadera. Pero, cuando hay de por medio un corazon de oro, no es cuestión de pararse en barras en cuanto a procedimientos.
Cuando hubo caminado trescientos metros, se quitó de manera ostentosa su gorra de ladrón y, tirándola a una alcantarilla, la reemplazó por el sombrero flexible de un hombre honrado. Su paso se hizo más seguro. Sin embargo, el corazón de oro del padre Mimile, todavía caliente, no cesaba de molestarle, porque seguía latiéndole desagradablemente en el bolsillo. Además, le hubiera gustado contemplarlo con tranquilidad, pues era un corazón que, con sólo verlo, ponía a cualquiera casi en la obligación de delinquir.
Ciento veinte brazas más adelante y aprovechando una alcantarilla de dimensiones superiores a las de la anterior, Aulne se desembarazó de la porra y de la podadera. Ambos instrumentos estaban recubiertos de cabellos pegados y de sangre, y como a Aulne le gustaba hacer las cosas cuidadosamente, seguro que también abundaban de huellas digitales. Sin embargo, conservó, sin tocarla la misma indumentaria, por completo salpicada de sangre pegajosa, pues, dado que a los viandantes no les suele caber en la cabeza que un asesino vista como todo el mundo, tampoco era cuestión de infringir el código del medio.
En la parada de taxis eligió uno bien vistoso y reconocible. Se trataba de un antiguo Bernazizi, modelo 1923, con asientos de imitación esterilla, trasero puntiagudo, conductor tuerto y parachoques de atrás medio caído. Los colores frambuesa y amarillo de la capota de satén rayado añadían al conjunto un toque inolvidable. Aulne pasó a su interior.
-¿Dónde le llevo, burgués? -preguntó el chófer, un ruso ucraniano a juzgar por su acento.
-Dé la vuelta a la manzana... -respondió Aulne.
-¿Cuántas veces?
-Todas las que sean necesarias hasta que la bofia nos eche el ojo encima.
-¡Ah, ah! -reflexionó el taxista de manera audible-. Bueno... bien... veamos... Como posiblemente me será difícil llegar a marchar con exceso de velocidad ¿qué le parece si circulo por la izquierda? ¿Eh?
-Correcto -aceptó Aulne.
Bajó a tope la capota y se sentó lo más estirado posible para que pudiera verse con facilidad la sangre que adornaba su indumentaria. Eso, combinado con el sombrero de hombre honrado que lucía, haría evidente a cualquiera que tenía algo que ocultar.
Cuando llevaban dadas doce vueltas, se cruzaron con uno de los poneys de caza matriculados con la contraseña de la policía. El caballito estaba pintado de gris metálico y la ligera carreta de mimbre que arrastraba llevaba en los laterales el escudo de la ciudad. Tras olfatear el Bernazizi, el animal relinchó.
-La cosa marcha -comentó Aulne-. Se disponen a darnos caza. Circule ahora por la derecha. Tampocoes cuestión de que nos arriesguemos a llevarnos a un chaval por delante.
A fin de que el poney pudiera seguirles sin fatigarse, el chófer redujo al mínimo la velocidad de marcha. Impasible, Aulne le dirigía. Así, enfilaron hacia el barrio de los altos edificios.
Un segundo poney, también pintado de gris, se reunió en seguida con el primero. En el interior de la carreta se encontraba un policía con uniforme de gala. De un vehículo a otro, y señalando a Aulne con el dedo, ambos funcionarios se ponían de acuerdo a voces, mientras que los poneys trotaban acompasadamente, levantando mucho las patas y moviendo la cabeza como suelen hacer los pichones.
A la vista de un edificio de aspecto propicio, Aulne dio orden al taxista de parar. A continuación, saltó con ligereza sobre la acera pasando por encima de la portezuela del automóvil, a fin de que los polis pudieran distinguir claramente las manchas de sangre sobre su indumentaria.
Acto seguido se metió en el edificio, llegándose a la escalera de servicio.
Sin apresurarse, subió hasta el último piso.
En él estaban los cuartos de la servidumbre. El suelo del pasillo, enladrillado con baldosas hexagonales, le trastornaba la vista. Podía elegir entre dos caminos: hacia la derecha o hacia la izquierda. El de la izquierda daba al patio interior, por donde se ventilaban los cuartos de baño, y acababa en un pequeño retrete. Se internó en él allí. Un tragaluz bastante alto empezó a chorrear de improviso delante de él. Una escalera hermosa como un sol estaba colocada al fondo. En aquel preciso momento, Aulne comenzo a oír resonar los pasos de los polizontes en la escalera. Sin pensarlo dos veces, se encaramó con presteza al tejado.
Una vez allí, respiró profundamente para recobrar el aliento antes de la inevitable persecución. El aire tragado en gran cantidad le sería de mucha utilidad para la bajada.
Corrió por la suave pendiente del tejado construido al estilo de Mansard*1 . Se detuvo al borde del empinado voladizo y, girando sobre sí mismo, dio la espalda al vacío. A continuación, se agachó y se ayudó con las manos para aterrizar sobre ambos pies en el canalón.
Recorrió aquel saliente de cinc casi vertical al muro. Abajo, el pavimentado patio parecía minusculo, con cinco cubos de la basura, todos ellos bien alineados, un viejo escobón que semejaba un pincel y un cajón casi repleto de desperdicios.
Sería preciso descender a lo largo del muro exterior y penetrar en uno de los cuartos de baño del edificio contiguo, es decir, aquellos cuyas ventanas se abrían en la pared de enfrente. Para ello podían utilizarse los garfios clavados en los muros de todo patio interior. Colocando los pies en alguno de ellos, trataba de aferrarse con las dos manos al alféizar de la ventana elegida, y acto seguido subir el cuerpo a pulso. El oficio de asesino no resulta, en verdad, nada descansado. Aulne se lanzó por los herrumbrosos barrotes.
Arriba, los polizontes armaban todo el bullicio posible corriendo en círculo sobre el tejado y pisando con sus zapatones. De ese modo, cumplían estrictamente con el plan-piloto de sonorizacion de persecuciones establecido por la Prefectura.
2
La puerta estaba cerrada, pues los padres de Brise-Bonbon (Masca-Caramelos) habían salido, y Brise-Bonbon se bastaba para guardar la casa él solito. A los seis años no queda tiempo para aburrirse en un apartamento en el que siempre hay a mano jarrones por romper, cortinas por quemar, alfombras por manchar y tabiques que se pueden decorar con huellas digitales de todas las tonalidades, interesante forma de aplicación de los colores reputados como no peligrosos en el sistema de Bertillon*2 . Ni si se dispone, por añadidura, de un cuarto de baño, de grifos que funcionan, de cosas que flotan y, para mondar los tapones... de la navaja de afeitar del padre, una hermosa y afilada hoja.
Al oír ruidos en el patio interior al que daba el cuarto de baño de su casa, Brise-Bonbon abrió del todo los entreabiertos batientes de la ventana para ver mejor. Ante sus narices, dos grandes manos de hombre vinieron a aferrarse al reborde del vano de piedra. Congestionada por el esfuerzo, la cabeza de Aulne acabó por aparecer ante los interesados ojos del niño.
Quizá el perseguido había sobrevalorado sus capacidades gimnásticas, lo cierto es que no pudo subir a pulso al primer intento. Como las manos aguantaban bien donde las había puesto, se dejó caer a lo largo de toda la extensión de los brazos con intención de recobrar el aliento.
Con mucha dulzura, Brise-Bonbon levantó la navaja de afeitar que tenía bien agarrada, y pasó la afilada lámina sobre los nudillos blancos y tensos del asesino. Las manos de éste, en verdad, eran muy carnosas.
El corazón de oro del padre Mimile tiró de Aulne hacia abajo con todas sus fuerzas cuando las manos le comenzaron a sangrar. Uno a uno, los tendones fueron saltando como las cuerdas de una guitarra. A cada tajo, resonaba una débil nota. Finalmente, quedaron sobre el alféizar diez falangetas exangües. De cada una manaba todavía un hilillo purpúreo. Por su parte el cuerpo de Aulne rozó la pared de piedra, rebotó en la cornisa del entresuelo y vino a dar con sus huesos en el cajón de los desperdicios. Bien podía quedarse allí: los traperos se encargarían de él a la mañana siguiente.
___________
notas al pie:
*1.-Arquitecto francés (1598-1666) En francés mansarde = buhardilla. (N. del T.)
*2.-Médico y antropólogo francés (1853-1914) que inventó un sistema de identificación de delincuentes basado, entre otros datos antropométricfos, en el color de los ojos. (N. del T.)


***


(Video: Boris Vian - Je Bois)

Boris Vian - Yo bebo
Traducción: Ebermhi García

Yo bebo
sistemáticamente
para olvidar a todos los amigos de mi esposa
Yo bebo
sistemáticamente
para olvidar todas mis molestias

Yo bebo
sistemáticamente
cualquier tipo de alcohol
siempre que sea de doce punto cinco grados
Yo bebo
el peor de los vinos
es repugnante, pero el tiempo pasa.

La vida es tan divertida
la vida es tan viva
yo sólo tengo dos preguntas
¿la vida vale la pena ser vivida?
¿vale la pena, por amor ser cornudo?
yo hago estas dos preguntas
que nadie responde
y

Yo bebo
sistemáticamente
para olvidar el siguiente día de mi condena
Yo bebo
sistemáticamente
para olvidar que ya no tengo veinte años

Yo bebo
en mi tiempo libre
para estar borracho, para taparme la boca
Yo bebo
sin tener el placer
para no dejarme decir que debería ser el fin.


( Imagen: Daniel Lezama - Nuevo descubrimiento del pulque)



sábado, 26 de noviembre de 2011

Blas de Otero

Bueno, les dejo unas cuantas de mis poesías favoritas de Blas de Otero (España, 1916 - 1979). Los poemas, excepto el último, los tomé de su recopilación de 1962, "Hacia la inmensa mayoría". Disfruten.

Imagen: Blas de Otero

IGUAL QUE VOSOTROS

Desesperadamente busco y busco

un algo, qué sé yo qué, misterioso,
capaz de comprender esta agonía
que me hiela, no sé con qué, los ojos.

Desesperadamente, despertando

sombras que yacen, muertos que conozco,
simas de sueño, busco y busco un algo,
qué sé yo dónde, si supieseis cómo.

A veces me figuro que ya siento,
qué sé yo qué, que lo alzo ya y lo toco,
que tiene corazón y que está vivo,

no sé en qué sangre o red, como un pez rojo.

Desesperadamente, le retengo,
cierro el puño, apretando al aire sólo...
Desesperadamente, sigo y sigo
buscando, sin saber por qué, en lo hondo.

He levantado piedras frías, faldas

tibias, rosas, azules, de otros tonos,

y allí no había más que sombra y miedo,

no sé de qué, y un hueco silencioso.

Alcé la frente al cielo: lo miré
y me quedé, ¡por qué oh Dios!, dudoso:

dudando entre quién sabe, si supiera

qué sé yo qué, de nada ya y de todo.

Desesperadamente, esa es la cosa.

Cada vez más sin causa y más absorto
qué sé yo en qué, sin qué, oh Dios, buscando

lo mismo, igual, oh hombres, que vosotros.

**

HOMBRE

Luchando, cuerpo a cuerpo, con la muerte,
al borde del abismo, estoy clamando

a Dios. Y su silencio, retumbando,
ahoga mi voz en el vacío inerte.


Oh Dios. Si he de morir, quiero tenerte
despierto. Y, noche a noche, no sé cuándo

oirás mi voz. Oh Dios. Estoy hablando
solo. Arañando sombras para verte.


Alzo la mano, y tú me la cercenas.

Abro los ojos: me los sajas vivos.
Sed tengo, y sal se vuelven tus arenas.

Esto es ser hombre: horror a manos llenas.

Ser —y no ser— eternos, fugitivos.

¡Ángel con grandes alas de cadenas!

**


VIVO Y MORTAL

Sé que hay estrellas, luminosos mares
de fuego,inhabitados paraísos,
cadenas de planetas,cielos lisos,
montañas que se yerguen como altares.

Sé que el mundo, la Tierra que yo piso,
tiene vida, la misma que me hace.
Pero sé que se muere si se nace,
y se nace ,¿por qué? , ¿por quién que quiso?

Nadie quiso nacer. Ni nadie quiere
morir .¿Por qué matar lo que prefiere
vivir?¿Por qué nacer lo que se ignora?

Solo está el hombre. El mundo, inmenso, gira.
Sobre su gozne virginal, suspira
lo que ,vivo y mortal, el hombre llora.


**


LÁSTIMA

Me haces daño, Señor. Quita tu mano
de encima. Déjame con mi vacío,
déjame. Para abismo, con el mío
tengo bastante. Oh, Dios, si eres humano,

compadécete ya, quita esa mano
de encima. No me sirve. Me da frío
y miedo. Si eres Dios, yo soy tan mío
como tú. Y a soberbio, yo te gano.

Déjame. ¡Si pudiese yo matarte,
como haces tú, como haces tú! Nos coges
con las dos manos, nos ahogas. Matas

no se sabe por qué. Quiero cortarte
las manos. Esas manos que son trojes
del hambre, y de los hombres que arrebatas.


**

A LA INMENSA MAYORÍA

Aquí tenéis, en canto y alma, al hombre
aquel que amó, vivió, murió por dentro
y un buen día bajó a la calle: entonces
comprendió: y rompió todos su versos.

Así es, así fue. Salió una noche
echando espuma por los ojos, ebrio
de amor, huyendo sin saber adónde:
a donde el aire no apestase a muerto.

Tiendas de paz, brizados pabellones,
eran sus brazos, como llama al viento;
olas de sangre contra el pecho, enormes
olas de odio, ved, por todo el cuerpo.

¡Aquí! ¡Llegad! ¡Ay! Ángeles atroces
en vuelo horizontal cruzan el cielo;
horribles peces de metal recorren
las espaldas del mar, de puerto a puerto.

Yo doy todos mis versos por un hombre
en paz. Aquí tenéis, en carne y hueso,
mi última voluntad. Bilbao, a once
de abril, cincuenta y uno.
Blas de Otero


**

ECCE HOMO

En calidad de huérfano nonato,
y en condición de eterno pordiosero,
aquí me tienes, Dios. Soy Blas de Otero,
que algunos llaman el mendigo ingrato.

Grima me da vivir, pasar el rato,
tanto valdría hacerme prisionero
de un sueño. Si es que vivo porque muero,
¿a qué viene ser hombre o garabato?

Escucha cómo estoy, Dios de las ruinas.
Hecho un cristo, gritando en el vacío,
arrancando, con rabia, las espinas.

¡Piedad para este hombre abierto en frío!
¡Retira, oh Tú, tus manos asembrinas.
¡No sé quién eres tú siendo Dios mío!

***

Imagen: William Hogarth - Tiempo fumando una pintura


miércoles, 23 de noviembre de 2011

¿ . . . !



Imagen: Cocaine Comix No. 3


Video: Almodovar y McNamara - Satanasa

// ...y entonces el lobo sopló y sopló hasta que la casa de ladrillos derribó. //


que nos lleve a todos el diablo
y sus colmillos machaquen nuestros cuentos de niño
y sus cuernos de toro
y su sonrisa macabra
y su falo hinchado
nos harán esclavos de todo,
y la oscuridad reinará por los siglos,
gracias al ángel hermoso y a su corazonsote de fuego
que nuestras almas amargas arderán en grandes calderas
en una bella tortura infinita,

y de todos modos moriremos sonriendo
como si fuésemos payasos pintarrajeados de azúcar
derritiéndose y aventando sus moronas como estrellas borrachas,
trapecistas del cielo que odian al sol y a sus destellos,
con polvo de luna en las narices, como lobos feroces ondeados
y drogados de blanco, con media cara dormida,
que nos lleve a todos el diablo
y que nuestros cuerpos gocen del fuego,
aunque nos desprecien los sabios y los cuerdos nos macheteen sus desgracias,
aunque mil colibríes muertos nos caigan del cielo, será dios el asesino,
y su paraíso un laboratorio de tortura con nubes.

( y yo sólo soy una calavera embarrada con carne en un
temblor descalabrado a la muerte... )

estoy envenenado de vida pero me desintoxico en segundos,
y el pulso es la celebración ingenua a la vida,
tartamudeándose hasta la náusea como un taladro rojizo,
un corazón demoniaco que se percusiona obsesivo como si creyera vencer a lo eterno,
insensato artefacto defectuoso,
traicionera jaula de las almas:
te oxidas
y no
hay
nada adentro
que sobreviva al derrumbe.



Un colibrí muerto estaba en el techo de mi casa.


Imagen: Detalle de una ilustración de Nicollet.

viernes, 11 de noviembre de 2011

Un colibrí muerto estaba en el techo de mi casa.
Me gustan las plumas de su pecho.



miércoles, 9 de noviembre de 2011

El fin del mundo


Yo siempre he pensado que la cultura es poesía... será por eso que estudié sociología. Para mí, la sociología -y los estudios culturales en general- no son otra cosa sino una poética que nos enseña sobre las diversas formas de expresar lo humano. Les dejo un bellísimo extracto que abunda sobre las ideas del fin del mundo en los indígenas de América del Sur, de un ensayo escrito por Susana Cipolleti, publicado en el libro de Mircea Eliade llamado "Historia de las creencias y de las ideas religiosas". Espero les guste y encuentren su lado poético.

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Extracto del capítulo de Susana Cipolleti
en "Mircea Eliade - Historia de las creencias y de las ideas religiosas"
(Pags. 352-354)


Imagen - Pablo Amaringo, visiones de Ayahuasca

Las tradiciones tacanas (Bolivia) aluden a una combinación de cataclismos cósmicos: antes del mundo presente existió otro que pereció víctima de una gigantesca inundación*1; al mundo en que ahora vivimos le llegará también su fin, por el agua o el fuego. Según otra tradición, el fin del mundo vendrá al dar la tierra media vuelta, de suerte que lo que ahora es el mundo inferior ocupará el lugar de la tierra habitada por los hombres.
Para los tacanos no se acaban aquí las amenazas cósmicas, y ello por culpa de un perezoso cuyos excrementos podrían ir agujereando la tierra al caer sobre ella, hasta llegar a abrirla; las aguas que entonces brotarán impetuosamente de sus entrañas la inundarán y destruirán del todo. También un jaguar mítico, que ayuda a sostener la tierra, podría ser la causa del fin del mundo si llega a cansarse y morir.
De tales ejemplos se deduce que, a diferencia de lo que sucede en nuestras religiones, el fin del mundo no se vincula aquí a ningún concepto de culpa o pecado. Todas esas ideas acerca de cataclismos cósmicos tan difundidas entre los indios de sudamérica implican más bien una renovación del universo que se considera necesaria.
A esta necesidad de renovación obedece, incluso en las culturas que ignoran el concepto del fin del mundo, la celebración de ciertos ritos destinados a fortalecer y perfeccionar el mundo presente *2.
Por importante que haya sido la idea del fin del mundo en las distintas sociedades amerindias, en ningún caso ha tenido consecuencias tan graves como las que sacaron diversos grupos de tupíes-guaraníes. En efecto, la creencia en un próximo cataclismo universal los llevó a emprender una serie de emigraciones -tan amplias espacial como temporalmente- que desde el punto de vista del historiador de las religiones constituyen un fenómeno único en el nuevo mundo.
(...)
El punto central de las concepciones religiosas de los apapocuvás-guaraníes es la creación del mundo por el dios Ñanderuvusú. Cuando el mundo no existía, tomó el dios una cruz de madera, la colocó mirando al este, se subió encima y comenzó a formar la Tierra. Si llegara a retirársele ese soporte, la tierra se desmoronaría.
(...)
En las migraciones de que hablábamos desempeñaron un importantísimo papel los médicos tradicionales o chamanes, al profetizar la inmanencia del fin del mundo. Para sustraerse de la catástrofe que se avecinaba, había que ponerse en camino hacia la Tierra sin mal, es decir, el <<paraíso>> donde no existían ni las enfermedades ni la muerte. Ese lugar se buscó unas veces en el interior de Brasil y otras allende el océano, imposible de atravesar. Ayunos y danzas forman parte de las prácticas de los guaraníes destinadas a volverlos <<ligeros>> para poder así alcanzar la Tierra anhelada. La causa del fin del mundo será ante todo, según los chamanes, la fatiga del mundo mismo que, ya envejecido, deseará descansar.

___________
notas al pie:
*1 Hissink/Hahn 1961,37. Muchos relatos sobre los primeros tiempos del uiverso actual comienzan por la fórmula << Cuando la tierra todavía era blanda... >>.
*2 Según los tatuyos (Colombia), el cosmos se encuentra en un permanente proceso de debilitación. Todo va perdiendo su fuerza y en especial van perdiendo claridad los pensamientos de los chamanes. El chamán acaba así por no <<ver>> ya bien. De ahí que los tatuyos celebren fiestas periódicas que tienen por objeto renovar el mundo. Por medio de un alucinógeno (la especie de liana denominada Banisteriopsis sp.), los varones se ven transportados al tiempo y lugar de los orígenes (Bidou 1977,54s)

Imagen - Pablo Amaringo, visiones de Ayahuasca


domingo, 30 de octubre de 2011

Aguas Marrones

"El sexo es un mástil que también habrá de dormirse"


Video: Lord Auch - Lettre De Cachet

hundirme en la cagada balbuceando cosas transparentes:
la playa es uno de tantos sinsentidos, arena endurecida por milenios
habitada por monstruos que respiran.

beberé un océano vomitado
beberé cualquier cosa fermentada
y seré un borracho travestido de tequila,

las tetas de sirena envejecida invitan otra ronda en la cantina,
que rolen los apretujones yo le pido,
navegar en la panga siendo ciegos
/o cerrando los ojos dá lo mismo/
un manotazo y a dejarse arrastrar por las olas.

"sólo dios y el mar son sabios" me dijo un marino en esa noche de botellas
y me escupió todo un discurso religioso.
pues yo no seré dios, fue mi respuesta,
pero soy un ser que coje,
come y se echa pedos,
eso es más cabrón y se disfruta,
el cuerpo sabe ser cuerpo, los dioses eso nos envidian,
el sudor, los pedos, las caricias, los orgamos, carcajearse
los dioses no conocen estas panaceas,
se limitan a existir eternamente, a hacer milagros,
a volar entre nubes invisibles,
yo no seré dios,
dios no viaja en panga, no conoce realmente el viento
e ignora de cuerpos sudorosos
tendidos uno sobre otro,

las playas solitarias son divinas porque no hay dios que las habite,
así hasta dá gusto naufragar de vez en cuando
y sumergirse en las aguas sucias de este mundo,
de repente da gusto no ser dios
y no saber del paraíso,
se disfruta ser mortal, un objeto perecedero,
telarañas de átomos sensibles que acabarán siendo nada con el polvo,

¡que mi carne me libre de ser dios!
un dios no se tumba en la playa y termina mareándose con la luna
los marinos actuales no lo saben porque
aunque sepan escalar por montañas transparentes,
el uniforme les enroncha su cerebro,

vámonos por el sentido contrario de una rosa de los vientos inventada
hasta hundirnos en un pozo de agua envenenada

/nosotros también le rezamos al veneno/
sabemos que materia intoxicada es la consciencia
y que para vivir hay que saber ahogarse,
porque el mundo es un veneno que nos mata y termina en entiezarnos,
un mar que nos ahoga luego de darnos batalla.

Imagen: del Festival Navachiste 2011, en una panga.

El sudor

Imagen: Thomas Eakins - Art students

”...y el sudor de los muchachos huele mejor
que toda la caja de ungüentos de una mujer.”


(Aquiles Tacio, Aventuras de Leucipe y Clitofonte, citado en Foucault, Historia de la Sexualidad, tomo III , pag 207)

martes, 18 de octubre de 2011

La abstinencia es también adicción

"Irse a la tumba sin haber tenido una experiencia psicodélica es como morirse sin jamas haber tenido sexo. Significa que nunca entendiste de que se trataba.
El misterio está en el cuerpo."
(Terence Mckenna)



En la imagen: Carry A. Nation

Hay quienes fuman cigarros de abstinencia diariamente
y son adictos al orgasmo metafísico inventado,
cargan una biblia y un hacha como carry a. nation
y su delirio lo alimenta la anhedonia,
no conocen tristeza ni alegría
sino que viven en una neutralidad permanente,
son dependientes de ella,
los alimenta su jugo insípido adictivo,

son adictos
adictos adictos
a romper botellas
a quemar plantíos
son adictos adictos

no necesitan pastillas
su cabeza está llena de sus
propios átomos mareados
están adictos adictos
adictos
ruidosamente adictos
y hacen ruido
mucho ruido.

ellos entregarán su cuerpo planchado
e impoluto
cuando muertos
como si de un uniforme retornable se tratase
entero, sin usar,
insultantemente pulcro,
sus cuerpos, brillosas latas de conserva de sus almas inservibles,
inservibles, magníficos fantasmas idealizados de sus cuerpecitos sin usar,
son adictos adictos enfermos de poder,
adictos de lo neutro-permanente
hermitaños de la vida encadenada,
viejos rabo-tristes adoradores de un dios que no conoce los orgasmos.


Imagen: Nueva York, 1921: Agentes prohibicionistas aseguran y destruyen barriles de licor

Imagen: Sinaloa, 2011: Destruyen más de 61 toneladas de marihuana

miércoles, 14 de septiembre de 2011

Sergio Witz - La patria entre mierda


Hoy hay fiesta nazional, o algo así....




Imagen: Nahum Zenil - Oh Santa Bandera


Sergio Witz - La patria entre mierda

Yo
me seco el orín en la bandera
de mi país,
ese trapo
sobre el que se acuestan
los perros
y que nada representa,
salvo tres colores
y un águila
que me producen
un vómito nacionalista
o tal vez un verso
lopezvelardiano
de cuya influencia estoy lejos,
yo, natural de esta tierra,
me limpio el culo
con la bandera
y los invito a hacer lo mismo:
verán a la patria
entre la mierda
de un poeta.




Video: Albert Plá - Las botas de charro

sábado, 10 de septiembre de 2011

Peter Porter - Muerte a los gatos

PETER PORTER - MUERTE A LOS GATOS
de "Preaching to the Converted", 1972

Ya no habrá más gatos.
Los gatos son un foco de infecciones,
los gatos ensucian el aire,
los gatos consumen en una semana
siete veces su propio peso en comida,
los gatos eran objeto de adoración
en sociedades decadentes (Egipto
y la antigua Roma), los griegos
no tenían ningún uso para los gatos. Los gatos
se sientan para orinar (nuestros científicos
lo han comprobado). La cópula
de los gatos es horrorosa. Se ponen
insoportablemente tiernos con la luna.
Tal vez estén bien
en su propio país, pero sus costumbres
son extrañas a las nuestras.
Los gatos huelen, no lo pueden evitar,
lo notas al subir las escaleras.
Los gatos ven demasiada televisión
y pueden dormir en mitad de una tormenta,
nos apuñalaron en la espalda la última vez. No ha habido nunca
grandes artistas que fueran gatos.
No merecen una G mayúscula
más que al comienzo de una frase.
Culpo de mi dolor de cabeza y
de mis plantas muertas a los gatos
Nuestro barrio está lleno de ellos,
los valores de la propiedad están bajando.
Cuando sueño con Dios veo
una Masacre de Gatos. ¿Por qué insisten
en tener su propio lenguaje y su propia religión, a quién
le hace falta ronronear para saber explicarse?
¡Muerte a todos los gatos! ¡El Reino
de los Perros ha de durar mil años!

Imagen: Perro con ruedas precolombino,
Cihuatan, El Salvador


lunes, 22 de agosto de 2011

La estatua de sal


"Miro la vida con mortal enojo;
y todo eso me pasa, dueño mío,
porque hace una semana que no cojo."
(Salvador Novo)



Imagen: Retrato de Salvador Novo, de Manuel Rodríguez Lozano.


Aquí les traigo un extracto de las memorias de juventud de Salvador Novo (quien nació en 1904 y murió en 1974).

El libro en cuestión se titula "La estatua de sal", y es una muy pero muy buena autobiografía de los años adolescentes de Novo (o como se le conocía en
el ambiente, El Nalgador Sobo) y un retrato muy interesante de la jotería en el México de los años 20's contada desde adentro.

En pocas palabras, es una joyita. Espero les guste y les caliente tanto como a mí.


***
SALVADOR NOVO - LA ESTATUA DE SAL
( extracto: pags 161-164 )

Mi vida se escindía en tres partes: la casa y la familia, en que cada vez me sentía más extraño, humillado e incómodo; la escuela y los paseos y aventuras a que me arrastraba Ricardo. Solía presentarme con los tipos más inusitados -y gozarse en que me poseyeran casi en su presencia. Así, un primero de año me echó en los brazos cálidos de un joven militar -Octavio Larriba- y cuando le confié que me gustaba mucho Pichón Vallejo -un hermoso muchacho que tocaba atropelladamente el piano en las "asambleas culturales" de la escuela -maniobró Ricardo para que yo lo indujera a acompañarme a visitarlo a su cuarto amueblado de Bucareli -y nos dejó solos. Fue la primera, instintiva vez, que mi boca cumplió gustosa y súbitamente experta una caricia que me llenó de gozo.
Ricardo se marchó a Europa. El presidente De la Huerta era muy amigo de su revolucionaria familia, y le dio una pensión para que se perfeccionara en el piano. Pero su complicidad ya no me era indispensable. Descubierto el mundo de quienes se entendían con una mirada, yo encontraba aquellas miradas con sólo caminar por la calle: la avenida Madero, por la que entonces la gente paseaba lentamente todas las tardes. Allí, en guardia a la puerta de El Globo, estaba siempre, con su bastón, sus polainas, su chaleco de seda, la mirada vaga y alerta de su pince-nez, sus bigotes grises aderezados, el señor Aristi, a quien llamaban la Nalga que Aprieta; por la puerta junto al Globo se subía al despacho del licenciado Solórzano -de quien contaba Ricardo que en su casa cantaba arias de ópera (Ninon, Ninon qu'as-tu fait de la vie), y al que apodaban la Tamales porque hacía sus conquistas invitando a los jovencitos a merendar "unos tamalitos y una cerveza". Por ahí andaba, a caza de clientela o de surtido, la Madre Meza -que nunca se acostaba con la mercancía que procuraba para sus compradores, supervivientes refinados del porfirismo. Abordaba a los muchachos, los inducía a aprender a tocar la guitarra, que se ofrecía a enseñarles gratuitamente -y una vez en su cuarto, tomaba con una cinta métrica la medida de su verga, y les abría las puertas de una circulación perentoria, pero inmediatamente lucrativa, entre sus contados y ricos clientes.
La Madre Meza ocupaba uno de los muchos grandes cuartos habitados en ese edificio por sus congéneres: el padre Tortolero, lleno de casullas y ornamentos de iglesia; Salvador Acosta, que no tenía más que una ancha cama siempre ocupada. Había otros, que yo no conocí, que lo visitaban; no era para acostarme con ellos, sino para que me permitieran, a trueque de cedérselos después, hacerlo con mis propias conquistas. Pero en aquellos "estudios" conocí a casi toda la fauna de la época: al padre Vallejo Macouzet, llamado Sor Demonio, que lucía en el labio la huella de una cuchillada y que era famoso por la clientela de cadetes que le visitaban en su iglesia de Santo Domingo; al padre Garbuno, de Guadalajara, que andaba siempre con Sor Demonio; al Diablo en la Esquina -un señor Martell, famoso porque decía que le había pagado 1000 pesos de oro a un torero por una estocada personal- y al licenciado Marmolejo, feo como un ídolo, que en su bufete sacaba de un cajón del escritorio de cortina la almohada que echaba al suelo para acostarse con los muchachos y eructar sobre ellos; y la Diosa de Agua, anticuario, casado, con hijos grandes y nietos numerosos, pero persuadido de que sus conquistas se enamoraban locamente de él.
Había otro alcahuete: la Golondrina. Su cliente principal, aquel de quien era el atareado y eficaz surtidor de muchachos, era Richard Lancaster Jones. Pálido hasta la transparencia, poseía sin habitarla una casa suntuosa en Puente de Alvarado; pero dormía en el hotel de la avenida Madero en que tenía su ropa y sus numerosas medicinas. Por la tarde, se echaba un buen puño de pesos al bolsillo e iba a instalarse en el cuartucho que la Golondrina tenía por el rumbo de Guerrero o de la Lagunilla. La Golondrina comenzaba su acarreo de desconocidos -a dos pesos cada uno- hasta que se le agotaban al señor Lancaster Jones, simultáneamente, las fuerzas y los pesos previstos para ese día. Habituado al lujo de la mansión que desdeñaba, a la limpia comodidad de su céntrico hotel, un irrefrenable masoquismo debe haber impulsado a aquel solitario a gozar en la sordidez miserable del cuarto de la Golondrina la juventud tonificante de sus víctimas.
Los vasos comunicantes de aquella anónima cofradía me condujeron a otro edificio memorable, hoy derruido, que apodaban El Vaticano. En él vivían muchos otros; pero yo sólo visité el "estudio" ya mencionado de Chucha Cojines y con mayor asiduidad, el apartamento del doctor Enrique Mendoza Albarrán, llamado Suzuki a causa de su rostro miope de japonés.
A la casa del doctor Mendoza nos llevó al mismo tiempo a Xavier y a mí Gustavo Villa -la Virgen de Estambul. Villa era todavía estudiante a la edad (que entonces encontré escandalosamente avanzada) de veinticuatro años. En la Preparatoria se hizo hábilmente amigo nuestro. Y lograda la confidencia, roto el hielo, establecida la complicidad, una tarde nos invitó a acompañarle a una visita. En realidad (nueva y joven Madre Meza o la Golondrina), me llevaba a presentar con el doctor Mendoza, que había oído hablar de el Venadito -y apetecía acostarse con él; y de paso, se apoderaba de Xavier; que le gustaba, y de quien acabó por enamorarse.
Suzuki había descubierto muy tardíamente su vocación sexual: ya maduro, calvo y miope; ya a punto de casarse con una antigua novia provinciana. Pero se daba prisa en compensar su retardo. Su consulta de vías urinarias le proporcionaba vergas seleccionables que si le llegaban enfermas, se encargaba de restituir a un uso que gustoso les daba en éxtasis quejumbroso sobre su ancha cama de madera tallada.
Gustaba de la sociedad, de las reuniones modestas y apacibles. Nos sentaba a su mesa a beber pozuelos de chocolate con bizcochos partidos en dos trozos, vasos de leche, un dulce; y luego se instalaba a pedalear una pianola para nuestro deleite, y nos refería su más reciente aventura, con grandes aspavientos de deleitosa admiración: "Una verga como un cisne".
Imagen: Wim Delvoye

sábado, 20 de agosto de 2011

1, 2, 3 por mí y por mi espectro


Imagen: Robert Flynt

***

"Y hasta un día la muerte, enamorada
de él, lo guardará incorrupto por el tiempo.
Lo merece este cuerpo. Bello. Mío.
"
(J.M. Fonollosa
)

Se esconden los fantasmas
como en un juego pervertido
adentro de nosotros,

un-dos-tres y salen cuando mueres
para vagar como moscas por el mundo maldiciendo.

cuando yo muera,
y si es que muero de forma violenta,
embrujaré las bibliotecas, las cantinas y los pulques,
tatuando con mi olorosa presencia sus paredes

/ el fantasma es un animal descolorido que juega y se emborracha /

el dia que muera, de mí escapará un espectrito
y convertirá al mundo en fiesta desde entonces
entregándose al desmadre como nunca
embriagando a los presentes en mezcal barato de repente.



miércoles, 17 de agosto de 2011

Don Globo

[ Se lo iba a regalar a mi sobrinito
hasta que recordé qué tenía en los pulmones cuando lo inflé
]



Video: MetaNihil - Nomología de una mañana con gripa ( vía )


domingo, 7 de agosto de 2011

Giovanni Papini - El espejo que huye


Un cuento bastante chilo que saqué de "Palabras y sangre", un libro de Papini que conseguí bastante barato en un puesto de viejo. Recuerdo la sorpresa que me dio al verlo: Edición 1936, Impreso en Chile y con las hojas aún pegadas.


***

GIOVANNI PAPINI - EL ESPEJO QUE HUYE
de Palabras y sangre ediciones ercilla, Santiago de Chile 1936

En una desapacible mañana de invierno, en una estación muy conocida, un hombre que no conozco –con gabán, dos violetas en el ojal- quería demostrarme que los hombres son felices, que la vida es grande, que el mundo es bello.
Yo le escuchaba con interés, haciendo caer a cada momento la ceniza de mi cigarrillo que se consumía al viento sin que lo llevase una sola vez a los labios. Le escuchaba y sonreía, y el Hombre que no conozco se acaloraba cada vez más y más: del humor pasaba al sentimentalismo, del entusiasmo al delirio. La fuga de sus palabras rápidas, escurridizas, firmes como acabadas de fundir, como acuñadas de nuevo en aquel lugar, poco a poco me iba produciendo una embriaguez semejante a la del champagne. Algo picante y saltarín –una necesidad de abrazar y de llorar, de bailar, de reír a golpecitos…

Un momento su voz dijo:

-Piense, señor, piense en la grandeza del progreso que se ha realizado ante nuestros ojos –el progreso que lleva a los hombres del pasado al futuro, de lo que ya no existe, a lo que todavía ha de existir, de lo que se recuerda a lo que se espera. Los salvajes no prevén el futuro, no piensan en el porvenir; no prevén y no se preparan. Pero nosotros los hombres civilizados, nosotros los hombres nuevos, vivimos para el futuro y gracias al futuro. Toda nuestra vida se dirige hacia el porvenir, está construida en vista a lo que ha de ocurrir. Nuestros hombres consagran hoy al mañana, siempre, el hoy, el hoy que pasa al mañana que pasará –respetuosa y valerosamente.
“Este enorme progreso del espíritu profético es lo que hace que se desvanezcan los peligros, lo que nos da la fuerza, lo que hace descubrir nuevas posibilidades, lo que nos hace dueños de la tierra, del mar y del cielo y de una cosa que vale más que todo eso, oh, señor-: ¡de nosotros mismos!

Pero en aquel momento un tren expreso llegó a la estación. Su estrépito solemne en el cruce de las vías, su silbido breve, decidido, irritado, interrumpió el discurso del Hombre que no conozco. Cuando el tren se detuvo y no se oyeron más que los sordos resoplidos de la máquina y los viajeros huyeron, el Hombre quería continuar hablando, pero yo se lo impedí:

-Señor Hombre –le dije-, este tren que acaba de llegar, ¿no le ha dicho nada referente a nuestro asunto? ¿No ha oído su contestación? ¿Quiere que yo se lo repita, yo, humilde traductor, puesto que sé traducir la lengua de los trenes y de muchas otras cosas? Hasta hace pocos minutos este tren corría a una velocidad media de ochenta kilómetros por hora –pequeño mundo apresurado e iluminado, a través de la campiña solitaria y brumosa.- Y de aquí que de pronto se ha parado y los habitantes de la pequeña ciudad en fuga han desaparecido y el maquinista se seca la frente con aire poco satisfecho. Las ruedas se han parado tristemente sobre los rieles, y los vagones, vacíos y oscuros, notan la ausencia de las charlas de los viajeros y las abigarradas maletas. Así termina una fuga cuando se viaja sobre ruedas. Pero dejemos el tema y volvamos a los hombres. En este momento estoy pensando una cosa absurda y voy a decírsela a usted, señor Hombre, y se la digo, ya que aquí no hay una multitud que pueda oírme. Si estuviesen aquí todos los que deseo, diría:
“Imaginad, hombres, una cosa imposible, una cosa absurda, loca, increíble y terrible. Imaginad que todo el mundo se parase de golpe, en un determinado instante y que todas las cosas permaneciesen en aquel punto en que estaban, y que todos los hombres se quedasen inmóviles, como estatuas, en la postura en que se hallaban en aquel momento, en aquel acto que se hallaban realizando. Si esto ocurriese y a pesar de todo eso continuase en los hombres el pensamiento y pudiesen recordar y juzgar lo que hicieron y lo que estaban haciendo, y pudiesen considerar todo lo que realizaron desde su nacimiento y volver a pensar sobre lo que querían realizar antes de morir, ¡cuánta desesperación palpitaría bajo el trágico silencio de este mundo detenido repentinamente!
“No sé si vosotros tendréis el valor de comprender todo lo horrible de la situación. Esforzaos por unos momentos en ver a todos esos hombres que se han quedado inmóviles mientras se hallaban atareados en su obra, ensimismados en sus sueños, dominados por sus sucias pasiones, impelidos violentamente por sus deseos. Vedlos esparcidos por el mundo, detenidos por una catástrofe que los ha convertido en fantoches pensantes, en estatuas desesperadas. Vedlos en las más violentas posiciones, en las más ridículas, en las más fatigosas y en las más estúpidas. He aquí al hombre sorprendido en el pesado sueño con la boca entreabierta como un cadáver borracho, he aquí al hombre en el acto del amor, tendido como una bestia anhelosa sobre la mujer de los ojos cerrados; he aquí al hombre que robaba en las tinieblas con sus ojos falsos y la lámpara que ya no se apagará; he aquí al juez vestido de negro que distribuye el infierno y la sangre desde su alto asiento; he aquí al miserable que se arrastra por el fango de la ciudad buscando un hueso y un céntimo; he aquí a la mujer que sonríe lascivamente con el rostro empolvado, un poco inclinado; he aquí al mercader de las manos huesudas que gesticula para tener diez céntimos más; he aquí al campesino afanado aguijoneando los inmóviles bueyes; he aquí al elegante orador que se ha detenido a la mitad de una sonrisa y de un cumplido; y al soldado que estaba con la bayoneta calada delante de una puerta cerrada, y al homicida que estaba preparando sus venenos en una buhardilla, y al obrero soñoliento, inclinado sobre las enormes máquinas untuosas, inmóviles y siniestras, y al hombre de ciencia que o puede apartar el ojo cansado del microscopio en donde han interrumpido su danza los monstruos invisibles.
“Imaginaos ahora, si no os falta el valor, los pensamientos de todos estos hombres condenados en un instante mismo a la conciencia de su muerte. ¿Creéis que habrá un solo hombre –uno solo- que esté alegre y satisfecho de aquel momento en el que el destino lo ha dejado inmóvil? ¿Creéis que para uno solo de estos hombres haya sido éste el momento de Fausto, el momento bello que desearíamos detener, fijar y conservar para toda la eternidad? ¡Seguramente no creéis esto, no podéis creerlo!
“El Señor Hombre –ese que está presente ante mí- ha dicho una grande y tremenda verdad. Los hombres piensan en el futuro, viven para el porvenir, consagran perpetuamente todos sus hoyes y sus mañanas a las mañanas que deben venir. Todo hombre no vive más que por lo que espera. Toda su vida está hecha de manera en que cada instante tiene valor en cuanto sabe que este instante prepara un instante sucesivo, cada hora una hora que vendrá, cada día un día que seguirá. Toda su vida está hecha de sueños, de ideales, de proyectos, de esperas; todo su presente está hecho de pensamientos en torno al futuro. Todo aquello que se, que es en el presente, le parece obscuro, mezquino, insuficiente, inferior, y nos consolamos únicamente pensando que todo este presente no es más que un prefacio, un largo y enojoso prefacio de la bella novela del porvenir. Todos los hombres, lo sepamos o no, vivimos con esta fe. Si en un momento se les dijese que deben morir todos dentro de una hora, todo lo que hacen y han hecho no tendría para ellos ningún gusto, ningún sabor, ningún valor. Sin el espejo del futuro, la realidad actual parecería torpe, vacía, insignificante. Sin el mañana que hace esperar en el desquite, en las victorias, en las ascensiones, en las promociones y en los aumentos, en las conquistas y en los olvidos, los hombres ya no desearían vivir. Sin el lejano perfume del mañana ellos no querrían comer el negro pan de hoy.
“Pensad, pues, en estos hombres detenidos de repente, que ya no pueden obrar, pero que todavía piensan. Pensad en esos hombres aprisionados en un eterno hoy, sin la liberación de la conciencia. ¿Qué deben pensar esos hombres? ¿Qué llaga debe roer sus vísceras, y crispar sus nervios? Inmóviles en sus posturas vergonzosas o delictivas, tristes e idiotas, sin la posibilidad de esperanza, sin luz de sueños, sin dulzura de proyectos, con las alas cortadas, las piernas atadas, las manos encadenadas, como una multitud de prisioneros estrujados en los lazos de su mezquina vida, melancólica y repugnante; en los vínculos de esa vida que ellos soportaban únicamente con la esperanza y la espera de vidas más bellas y más grandes, ellos, esos perpetuos condenados a la inacción, reconocerán con infinita rabia, toda la absurda estupidez de su vida anterior. Ellos pensarán que todo el presente era sacrificado por ellos a un futuro que a su vez se habría convertido en presente y sacrificado a su vez a otro futuro y así hasta el último presente, hasta la muerte. Todo el valor del hoy estaba en el mañana, y el mañana valía únicamente por otra mañana y se llegaba así hasta el último hoy, el hoy definitivo, y de este modo toda la vida había transcurrido para preparar de día en día, de hora en hora, de momento en momento, lo que no viene nunca. Y ellos descubrirían esta tremenda cosa: que el futuro no existe como futuro, que el futuro no es más que una creación y una parte del presente y que el soportar la vida inquieta, la vida triste, la vida doliente, para ese futuro que de día en día huye y se aleja es la más dolorosa tontería de esta tonta vida.
“Hombres, nosotros perdemos la vida por la muerte, nosotros consumimos lo real por lo imaginario, nosotros valoramos los días solamente porque nos conducen a días que no tendrán otro valor que el de llevarnos a otros días semejantes a ellos… Hombres, toda vuestra vida es un atroz engaño que vosotros mismos tramáis en daño vuestro, y únicamente los demonios pueden reír fríamente de vuestra carrera hacia el espíritu que huye.”

Otro tren expreso, gritando y tronando, entró en la estación y una vez más los viajeros huyeron y el maquinista se enjugó la frente con aire poco satisfecho. El Hombre, que no conozco continuaba delante de mí –con gabán, dos violetas en el ojal- a pesar de que yo me había olvidado completamente de él.

“He aquí –le dije- mis ideas sobre el progreso, sobre el porvenir y sobre la vida. Usted no está seguramente de acuerdo conmigo, pero yo estoy de acuerdo con alguien, por ejemplo, con la niebla que intenta cubrir el mundo y esconder el hombre al hombre, la miseria al desprecio, la violencia a la melancolía. Y yo amo muchísimo, señor Hombre, los trenes que se detienen después de inútiles fugas y la niebla que vela lo que no se puede destruir.”

El Hombre que no conozco se había puesto nervioso y todo su entusiasmo había desaparecido como un jirón de humo. En vez de contestarme, se quitó el ojal de sus violetas y me la ofreció. Yo la tomé con una inclinación, la acerqué a mi nariz y su leve olor me gustó.



Imagen: Miguel Brieva

martes, 2 de agosto de 2011

el amor es un estado de conciencia alterado


Imagen: Paul Rumsey - Eyes

el amor es un estado de conciencia alterado
similar a las drogas
. . . . . como en esos viajes que te sientes parte de “algo más”
. . . . .
como esos viajes en los que te fundes con la luna
. . . . . y las estrellas

similar al delirio
. . . . .como esos mesías antiguos
. . . . .que se sometían al hambre
. . . . .y a la soledad
. . . . .y aseguraban llegar al nirvana
. . . . .y decían escuchar la voz de los dioses

el amor es un estado de conciencia alterado
. . . . .tan idéntica a esos chorros de adrenalina
. . . . .con la que el depredador
. . . . .persigue a la presa
. . . . .para darle un bocado


( ( ( el amor es un alucín de la carne, el amor es un alucín de la carne
la vida es un alucín de la carne
la carne es un alucín de los átomos ) ) )

/// yo también naci desnudo
arropado de todos estos átomos
pero me desprenderé de ellos uno por uno
y nacerán nuevos lenguajes en mi carne ///




Video: Franco Narro & Lelevier - Fue un placer




Video: Zaria Abreu en Navachiste, Sinaloa 2011


jueves, 21 de julio de 2011

De la cacería de brujas a la guerra contra las drogas

"Experimentar el «viaje» y ser reo de apostasía hechiceril son la misma cosa
para el jurista-teólogo, al menos desde el siglo XIII."
(Antonio Escohotado, Historia General de las Drogas, pag 286)




Video: Lemur negro consumiendo un ciempiés psicoactivo (BBC wildlife)


Les dejo unas cuántas imagenes para reflexionar sobre la prohibición. Cabe destacar que, en mi opinión, la primera "guerra contra las drogas" no es esta en la que estamos, tampoco la Ley Seca, ni siquiera la Guerra del Opio, como manifiesta en su cómic El Fisgón.

Una de las primeras guerras contra las drogas de la que tiene memoria la humanidad es la cacería de brujas, en la que se procesaba y ejecutaba a personas que hacían uso de "pócimas diabólicas", comunmente ungüentos de solanáceas, daturas (conocidas en México como toloache), mandrágoras o demás elementos psicoactivos y/o enteogénicos.

Ya en ese entonces los consumidores son considerados como seres diabólicos, o ya en el lenguaje secularizado de la modernidad, delincuentes. Los ejemplos más desastrosos de este siglo son la Ley Seca y la Guerra contra las Drogas, las cuales fallaron estrepitosamente en disminuir el consumo de las sustancias prohibidas y, en cambio, tuvieron efectos colaterales mucho más indeseables: un mercado negro violento y sin control de calidad.

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Chicago, 1921: Agentes del estado aseguran y destruyen barriles incautados de licor (Fuente)

Ontario, 1925: Agentes del estado aseguran y destruyen barriles incautados de licor (Fuente)

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La Ley Seca no acabó con el alcohol
hizo que surgieran Al Capones.


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Ensenada, 2011: Elementos del ejército aseguran y destruyen un plantío de marihuana (Fuente)

Tijuana, 2011: Elementos del ejército aseguran y destruyen empaques de marihuana (Fuente)

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La Guerra contra las Drogas
no acabó con la droga

hizo que surgieran Chapos Guzmán.

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Imagen: Poster contra la prohibición en tiempos de la Ley Seca, años 30s (Fuente)

[ LA PROHIBICIÓN FALLÓ
Por favor hagan algo al respecto ]

Imagen: Traficantes de alcohol (Fuente)

[ ¿Recuerdan la prohibición?
Sigue sin funcionar. ]

Imagenes: Mujeres escondiendo licor en tiempos de la ley seca (1926 y 1930)

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Video: CEADS - Viaje a la Tierra




¡Saludos y buentrip!